martes, 25 de noviembre de 2008

Vampiros de carne y televisión

Moonlight
Hay dos obsesiones para las que no tengo cura. Las series malas y los vampiros. No lo puedo remediar. Crecí leyendo 'El pequeño vampiro' y fui adolescente disfrutando de Anne Rice. Lo de las series es más de los veranos. Yo me aburría mucho en verano. Bueno, pues ahora he encontrado una serie que combina mis dos filias a la perfección: Moonlight. Es bastante cutre -de hecho ya he visto por ahí comentarios de gente que lo ocurre lo mismo que a mí: reconocen que es mala pero se han enganchado- y tiene vampiros. El planteamiento es el de un "joven" vampiro atormentado que intenta expiar sus culpas como detective privado. Es una versión moderna del Louis de 'Entrevista con el vampiro'. No mata a humanos y considera un castigo ser lo que es. De hecho, a él -como a Lestat- no le dieron opción. Se casó sin saberlo con una vampira y en la noche de bodas ella le pegó un buen mordisco. Frente a Mick Sant John (nombre del protagonista) está Josef Kostan, un Lestat aunque menos malo al que interpreta nuestro querido Logan de Verónica Mars. Y que mal lo hace, la verdad. Con su carita de niño y sus mismas poses de adolescente que en la anterior serie se supone que es un vampiro de 400 años, sin escrúpulos, donjuanesco y millonario. Menos mal que, a pesar de todo, el actor me cae bien. No podía faltar Claudia. Aquí hay niña, una pequeña a la que la mujer de Mick secuestró hace más de veinte años para que los tres formasen una familia feliz y por la que el vampiro decidió que ya era hora de acabar con su esposa de la mejor manera posible: quemándola. En la acción de la serie, sin embargo, la niña ya ha crecido porque nunca la llegaron a convertir en vampiro, conocerá a Mick y surgirá el amor...Ahhhh... el amor entre vampiros y humanos... eso nunca falla.
El único problema es que sólo se hizo una temporada de 16 episodios... y yo ya voy por el quince. Menos mal que siempre me quedará True Blood, de la que por cierto me han hablado muy bien... Dulces sueños vampíricos a todos...

Feministas por la Gran Guerra

Imagina que un día coges el periódico y te dice directamente que sobras. A ti, mujer, soltera, joven. Te invitan a irte, a emigar en busca de un buen marido porque tú no eres más que una aberración, un sinsentido, una pieza sobrante en una sociedad que ya no te necesita. E imagina que no es eso lo más terrible. Lo peor es que es verdad: te han educado para ser esposa y madre y, si te extirpan esa meta, no tienes ni idea de cuál es tu lugar en el mundo.
Ahora vuelve a la realidad. Estás en 2008 y nada de eso es cierto. Sin embargo, si te hubiese tocado ser una mujer joven en los años veinte tu situación podría ser la del párrafo anterior. En 1921, los periódicos ingleses hablaban de "un excedente" de dos millones de mujeres e invitaban a las casaderas a emigrar a Australia, Canadá o África. Tras la Gran Guerra, los solteros eran más codiciados que nunca porque también eran más escasos. Para muchas féminas aquello no era otra cosa que el infierno en vida.
La escritora británica Virginia Nicholson rinde tributo a estas mujeres en 'Ellas solas' (Turner), una mirada a algunas de las heroínas anónimas que supieron sobreponerse y hallar su verdadero camino...
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sábado, 15 de noviembre de 2008

Leyendas y prerrafaelitas

La dama de Shalott, de Waterhouse
Me dice el jinete eléctrico que a él el dibujo de Mazakii con la que ilustré hace unos meses un post de Ofelia le recuerda más a la dama de Shalott que a la ahogada de Hamlet. Y me pone el enlace a uno de los cuadros más bonitos sobre este tema: el que hizo John William Waterhouse (otro prerrafaelita como Millais, que él sí pintó a Ofelia). ¡Qué mejor ocasión que echar un vistazo a los prerrafaelitas! Esta corriente pictórica que surgió en Inglaterra en el XIX defendía la vuelta al arte anterior a Rafael y los temas mitológicos y religiosos. Nos han dejado una colección de cuadros mágicos, de figuras etéreas y de aire medieval, que a mí por lo menos me tienen cautivada. Y, entre todas las reinas que dominaron sus cuadros, brillaron especialmente Ofelia y la dama de Shalott. Esta última está sacada de las leyendas artúricas y es la historia de una mujer que vivía encerrada en una torre y a la que acechaba una maldición. No podía mirar a las tierras de Camelot. Pero un día, vió por el reflejo de su espejo a Lancelot y olvidó el terrible augurio. Se subió a una barca y dejó que el destino acabase con ella. (Os dejo aquí el enlace al poema de Tenysson).
P.D.: Como no me olvido de Ofelia también os dejo uno de los varios cuadros que Waterhouse dedicó a esta mujer.
Ofelia de Waterhouse

miércoles, 5 de noviembre de 2008

El arte también es cosa de dos

Durante siglos quisieron convencernos de que nuestro mejor papel era el de musas. Pero no se podía ocultar por más tiempo. La inspiración y la influencia ha sido mutua. Nada de bellezas estáticas y ausentes, porque la mejor inspiración está en el trabajo. Un museo de Colonia profundiza en la relación de algunas parejas de artistas como Frida Kahlo y Diego Riversa, Rodin y Camille Claudel, Gabriele Münter y Kandinsky o Pollock y Lee Krasner. Los diálogos entre sus obras demuestran que el arte también se pega y es que, ya lo dice el refrán popular, "dos que duermen en el mismo colchón, se vuelven de la misma condición". Bromas aparte, si alguien tiene la posibilidad de pasar por Colonia...que no deje de visitarla, debe ser preciosa.
En la foto: Niki de Sain Phalle y Jean Tinguely.

domingo, 2 de noviembre de 2008

Este es el nuevo galán

Matthew Goode
Alto, delgado, perectamente british y con ojazos. El nuevo gentleman es Matthew Goode. Lo que no entiendo es cómo en Match Point puede ignorarle de tanto mirar a Rhys Meyers. Desde luego, ahora miro atrás, y me quedo con el primer novio de Johansson. Yo creo que ella también lo haría ;)

sábado, 1 de noviembre de 2008

En la hora de las brujas...

Aquelarre, de Goya
... una historia de brujas. Las de Zugarramurdi. Quizá fue culpa de una mala cosecha o de una epidemia, pero cuando todo iba mal para todos los habitantes de esta zona de montañas miraron sólo a las brujas. Hubo 6.000 investigados por brujería y malas artes y un juez llamado Inquisición. Once murieron en la hoguera. Las historias de brujas se siguen contando con voz baja en Zugarramurdi.
Más en ADN.es (texto e imágenes) y en Wikipedia.