domingo, 9 de septiembre de 2007

Sacando tajada


Es una de las estampas de la infancia que recuerdo con más cariño. La vista era fugaz, desde el coche e interrumpida por los árboles. Pero cada día, de camino a la playa, mis ojos se dirigían ávidos a estos muros, a la buganvilla que cubría la fachada, al balcón de la torre que recordaba cuentos de princesas, intentando descubrir un nuevo detalle. No sabía nada de Franco, ni siquiera de Emilia Pardo Bazán.
Ahora, los herederos del dictador se resisten incluso a dejar ver lo que nunca debió ser suyo: el pazo de Meirás, un regalo por suscripción popular totalmente desafortunado. La Ley de Patrimonio obliga. Pero, aún ahora, se creen por encima de la ley. Lo que no entiendo es cómo a estas alturas se permite que los Franco sigan sacando tajada de la dictadura.

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