domingo, 20 de enero de 2008

El placer de la hoja en blanco

Frías, duras y suaves, las cubiertas. Blancas, sugerentes, aspirables, las páginas en blanco. Me encantan las libretas. Misteriosas, cargadas de historias por contar. Almacenadas a la espera de una buena ocasión para quebrar esa blancura que nunca se rompe. Porque yo las colecciono. Las contemplo. Las manoseo. Pero casi nunca las utilizo. Hace unos días, más bien semanas, hablaba sobre las Moleskine y el éxito de la empresa que las comercializa. Sin embargo, y pese al áurea con que las han rodeado (las utilizaron Hemingway o Picasso), yo me quedo con otras, las Paper blanks. Más 'lujosas', de cubiertas imantadas y diseños con regusto antiguo. En ocasiones, la portada presenta una copia de El libro de Kent, en otras una sinfonía de Mozart o unos párrafos de Goethe, mapas antiguos... y ¡están hechas a mano! En la guerra Moleskine vs Paper blanks, ¿tú de quién eres?

3 comentarios:

CHIQUI ESTEBAN dijo...

Yo soy de Moleskine justo por la razón contraria. Son tan austeras por fuera, que parece que todo lo que escribas dentro es muy importante.

syl dijo...

Pues mira que no hay forma de que consiga escribir en una libreta...eso sí, me encanta admirarlas :)

Carmen Álvarez dijo...

a cada uno... su libreta... y si no llegas a escribir nada...pues mejor, todavía tienes algo por decir